La mayoría de las experiencias de los niños pequeños nacen directamente de sus interacciones con sus padres
Al cuidarlos y atenderlos, las madres y los padres proporcionan a sus hijos una rica diversidad de estimulación social y no-social que influye sobre el crecimiento físico y psicológico del niño. De este modo, la interacción padres-hijo constituye el fundamento o base principal para la adquisición de las capacidades cognitivas y sociales. Muchos estudios sugieren que, especialmente en los niños con discapacidad intelectual, su desarrollo depende crucialmente del grado en que los padres ofrecen estimulación proporcionada y apoyo emocional.
En el presente trabajo nos centramos en los niños con síndrome de Down. A pesar de que ambos, madre y padre, pueden estar emocional y prácticamente implicados en la crianza del niño, la mayoría de los estudios que investigan las interacciones entre padres e hijos con síndrome de Down se han centrado en las madres.
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